Saturday, October 25, 2014

Amistades

No era inalcanzable, ni siquiera difícil.
Estaba ahí, esperando que yo dijera que quería,
que deseaba compartir una parte buena de mí con ella.

Que tal vez, juntos, podríamos construir recuerdos hermosos, que algún día recordaríamos con una sonrisa.

Pero me detuve.

No porque no lo mereciera, ni porque dejara de ser encantadora.
No porque temiera fallar, ni por miedo a lo que podría arruinarse.
No porque le faltara belleza, ni porque no fuera aceptada.

Simplemente... me detuve.

Esperando un gesto, una señal que inclinara la balanza.
Un empujón torpe que volviera lo obvio posible, una palabra suya, un momento propicio.

Solo bastaba tocar el tema una vez.

Pero entre la espera y la falta de iniciativa, los días pasaron.

La amistad creció, las conversaciones se expandieron, la confianza floreció.

Y así, nos hicimos buenos amigos.

Mi confidente de paso, mi pañuelo de lágrimas, mi compañera de estudios, mi amiga de discos.

Y mientras eso ocurría, sentía cómo se alejaba la posibilidad de ser algo más.

Ya habíamos mentido: Nos dijimos solo amigos.
Amistad leal.
Guardianes de secretos mutuos.

Ya eras parte de mi pasado y mi presente, como yo del tuyo.
Ya había historia entre nosotros.
Ya existía la excusa para no avanzar.

Me hablaste de otro.
Yo fingí interés en otra.
Y poco a poco, me resigné a no tenerte.

Hasta que un día, sucedió:

Me dijiste que habías encontrado al hombre de tu vida.

Me lo presentaste.
Me invitaste a compartir con él.
Vi cómo te enamorabas de ese hombre.
Tuve que alejarme.
Te perdí.

Te perdí por el hombre de tu vida.

Y luego volviste, sin él.

Yo seguía con tu recuerdo, lamentando lo que nunca fue.

Tú me veías como tu amigo.
Yo me confesaba tu amante en silencio.

Fue entonces cuando huí, culpándome por mi indolencia,
juzgando a todos los hombres por igual...
y perdiéndote para siempre.

Quisiera

Quisiera contarte tantas cosas,
Confesarte mis mas intimas ganas,
Quisiera desahogarme en ti,
Mostrarme sensible y vulnerable 
Y no poner limites al sentir.

Quisiera que el estar contigo 
no trajera consigo la confucion del sentir,
quisiera que todo fuera mas sencillo,
que fuera como se pinta en nuestros sueños y fantasías
donde un te quiero conduce a un beso,
donde una mirada es razón de una caricia,
donde te busco y te encuentro,
donde estamos uno para el otro.

Quisiera acompañar siempre tu corazón, 
Quisiera entender que es lo que sientes,
Quisiera entender esa mirada que escapa de la mía cuando se siente aludida,
Quisieras que fueras tú cuando yo soy yo.

Thursday, May 1, 2014

Amandonos a solas

A veces creo que me amas,
que en tu corazón habita
el deseo de jugar a que nos amamos,
de imaginar “qué habría pasado si…”,
de susurrar “¿y si lo intentamos?”

A veces deseo que ocurra.
A veces siento que te amo,
y me cuesta estar a tu lado
sin que mi corazón sueñe
con sentirte mía.

A veces siento que te extraño
como se extraña a los seres amados,
como un marinero podría añorar el océano:
con un poco de amargura,
con dolor y con deseo.

Y me pregunto…
¿habrá habido alguna señal que no supe ver?,
¿existió de verdad un “nosotros” posible?,
¿o solo fueron sueños y sentimientos mal doblados?

Duele saber
que siempre hay una razón
para inventar una excusa.

A veces te siento tan cerca,
tan mía,
que creo tener derecho
a robarte un beso.

Tus ojos me llaman,
y tus silencios me hablan.
Siento que tu corazón lo pide
con cada latido callado.

A veces, esa sonrisa nerviosa
que no distingue al teléfono
me confiesa más de lo que dices.
Y hasta esa evasiva impersonal,
que traza límites y fronteras,
me hace sentir ajeno,
incómodo…
distante.

A veces prefiero huir,
por miedo a descubrir que te amo,
por miedo a que sea cierto…
que tú también me amas.

Es mejor no alcanzar ciertas cimas,
antes que vernos esclavos
de nuestros propios corazones,
aunque eso nos impida
que la felicidad toque nuestras puertas
el mismo día.